SIEMPRE 21

Poco después de que se confirmara la triste noticia que nos sobrecogió a todos, comenzó a llover en Coverciano. Fue como si el cielo en pleno empezara a llorar con desconsuelo. Más o menos a esa misma hora, el sol se escondía en Catalunya cubriéndolo todo con una negra manta de oscuridad y pena que sólo se iluminaba con las espontáneas muestras de dolor que se iban acercando a la puerta 21 del estadio del Espanyol. Era el 8 de agosto de 2009, negra noche del fatídico 8 de agosto, un número en un calendario que quedará para siempre como una de las fechas más tristes y dolorosas de la centenaria historia del Espanyol. Ese día y a esa hora en que la oscuridad se hace pesadilla, el corazón de Dani Jarque González se paró en seco. Desde ese día, nuestro corazón blanquiazul tiene una herida que no cicatriza y la sensación de que desde aquel instante todos somos un poco más huérfanos.

Pasan las horas, los días, las semanas y los meses. Pasan inexorable e inapelablemente. Pasa el tiempo y poco a poco aprendemos a vivir cada hora, cada día, cada semana y cada mes con tu ausencia, pero con tu recuerdo, con el vacío que nos deja tu desaparición, pero con el orgullo de levantar cada vez la cabeza y la mirada al cielo con tu ejemplo de humildad, responsabilidad y compromiso.

Diluviaba en Coverciano y ni aquí ni allí sabíamos qué hacer. Te llorábamos en cualquier rincón, enjaulados en nuestro propio dolor y buscando una respuesta que aliviara o justificara tanto sufrimiento.

No la hubo.
No la hay.
Ni siquiera ahora, un año después